On Giving & Receiving

Today is “Giving Tuesday!”

As we traverse the weird landscape of named days surrounding Thanksgiving, itself a holiday with a tangled and problematic history, it’s hard for me not to feel overwhelmed and even a little cynical. In the end, many of these titles amount to directions on where to spend our money. On food, on products essential or luxurious, on good causes. To me, it can feel manipulative and disingenuous: spend this much, and our problems will be solved! The truth is, of course, that many problems will pursue us beyond a full or empty bank account, and that it can take facing the feeling of having nothing to offer to understand what we truly have to give each other. We can give space, time, our hearts, our minds. Canners know this. The value of a warm smile, a hot drink, a remembered name, or a shared joke can be immeasurable. So too are the messages of support and solidarity, both tangible and energetic, that we receive from you, our community, every day.

At the same time, we’re not naïve. We live in the world and are subject to the same forces as everyone else in a New York City fed by hustle culture. Canners know this too, and strive every day to work and earn as much as they can to support their families, improve their lives, and even to give back to organizations like Sure We Can. The organization strives to grow and thrive, offer more resources and support, including a safe space free from perils like cracked concrete. All of that is needed, and all of that takes money.

In the end, I think it comes down to that it’s not so much what you give as how you give it. A single dollar donated by a canner who only has $10 for the day can mean more than a $1000 contribution from someone who’s fabulously wealthy. That $1000 given by someone who sees canners as working, loving, striving people means more than any vast amount from someone looking to absolve their guilt or access a write-off. A share from someone who can’t afford any contribution at all can ripple out in ways we can’t possibly predict. So, on this oddly named Tuesday, I encourage you to give something–anything, whether it’s money or just your best intention. And if you pause to consider the way in which you’re giving, and make room for just that little bit of compassion or consciousness, you may find yourself on the receiving end of something that can work against all that manipulation and cynicism and bring us together–a possibility for which I’m truly thankful.

Happy Thanksgiving,

Ryan

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Hoy es “Un Día Para Dar!”

Mientras navegamos la tierra rara de días con nombres circundantes el Día de Acción de Gracias, que lo mismo es una fiesta con una historia difícil y problemático, para mí es difícil no sentirse abrumado y un poco cínico. Al final, muchos de estos títulos son direcciones a dónde podemos comprar. Comida, productos esenciales o lujosos, causas buenas. Para mí, puede ser manipulativo y falso: compra este, y ¡los problemas serán resueltos! La verdad es, por supuesto, que muchos problemas pueden conseguirse más allá de una cuenta llena o vacía, y puede necesitar enfrentar el sentimiento de que no tenemos nada para ofrecer para saber lo que podemos dar uno a otro. Podemos dar espacio, tiempo, el corazón, la mente. Los recicladores ya lo saben. El valor de una sonrisa, una bebida caliente, un nombre recordado, o una broma compartida no podemos mentir. Así también los mensajes de apoyo y solidaridad, tangibles y energéticos, que recibimos cada día de tí, nuestra comunidad.

A la misma vez, no somos ingenuos. Vivimos en el mundo y estamos sujetos de las mismas fuerzas que todos en la ciudad de Nueva York, que es alimentada por una cultura de “hustle.” Los recicladores ya saben esto también, y trabajan todos los días para ganar lo más que pueden para apoyar a sus familias, mejorar sus vidas, e incluso donar a organizaciones como Sure We Can. La organización trata de crecer y vivir, ofrecer más apoyo y recursos, incluye un espacio seguro y sin las cosas peligrosas como concreto rompido. Todo esto es necesario, y todo esto necesita el dinero.

Al final, creo que llega al punto que no es la cosa que puede donar, es la manera en que donas. Solo un dólar donado por un reciclador que solo tiene $10 para el día puede significar más que una donación de $1000 de alguien fabulosamente rico. Este $1000 donado por una persona que reconoce a los recicladores como personas trabajando, amando, tratando significa más que la donación de la cantidad enorme de una que quiere absolver su culpa o tener el traslado de pérdidas. Una persona compartiendo que no puede donar puede afectar a otros que no podemos imaginar. Entonces, en este martes con nombre raro, te animo a donar algo–cualquier cosa, no importa el dinero o la buena intención. Y si te paras para considerar la manera en que estás donando, y haces un poco de compasión o conocimiento, puedes encontrar que estás recibiendo alguna cosa que puede trabajar contra la manipulación y cinismo y que puede unirnos–una posibilidad para la que estoy realmente agradecido.

Feliz Día de Acción de Gracias,

Ryan